Lo mejor que he leído hoy lo publicó el blog de homeschooling de la Plataforma por la Libertad Educativa el 28/01/2013.
Unschooling: una conversación con el profesor David Friedman
Madrid. 24.01.2013
Por Laura Mascaró.
"Mirando atrás puedo decir que una gran parte de mi educación sucedió fuera de la escuela."
"Una
de las quejas de mi hija sobre la universidad fue que le hacían
escribir ensayos que sólo iba a leer una persona, el profesor, y sólo
para calificarlos no porque tuviera algún interés en lo que había
escrito, y ella quería hacer cosas que fueran reales."
"En general, los padres siempre van a preocuparse más por sus hijos que cualquier profesor."
"La
tarea de los padres no consiste en enseñar cosas a sus hijos sino en
ayudarles a aprender, indicarles cuáles son las direcciones posibles."
"En
realidad no es muy diferente de lo que hacemos con otros adultos:
hablar, pasarlo bien y conocerte; y terminas por relacionarte con gente
que te cae bien. Ése es parte del beneficio del unschooling: tener una
familia que te gusta y que se ama. Claro que tampoco hay ninguna
garantía; no sé si simplemente he tenido suerte. Todos mis hijos se han
convertido en personas que me gustan."
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| Foto tomada por Yonit Schiller http://www.yonitschiller.com |
En su ruta europea de
conferencias, David Friedman ha llegado a Madrid coincidiendo con la
publicación en español de su libro La maquinaria de la libertad de la mano de la Editorial Innisfree. Economista,
físico, aficionado a la poesía y a la recreación medieval, liberal anarcocapitalista, ateo y profesor de
Derecho de la Universidad de Santa Clara, el hijo de Rose y Milton Friedman
educó a sus hijos Becca y Bill en casa, a diferencia de Patri que fue escolarizado. Tuvo la amabilidad de conceder esta
entrevista a la Plataforma por la Libertad Educativa, que fue ampliada después,
de forma informal y privada, por su esposa Betty.
Le sugiero que charlemos un poco
sobre homeschooling y comienza matizando:
David Friedman: Nosotros somos
unschoolers; el homeschooling y el unschooling son cosas muy diferentes, porque
la mayoría de los homeschoolers, al menos en América, tratan de imitar a las
escuelas.
Laura Mascaró: Cierto, pero en España ambos son ilegales así que, de momento, estamos todos en el mismo barco.
DF: Y las escuelas privadas ¿son
legales?
LM: En teoría, sí; pero es muy
difícil, en la práctica, crear una escuela que no esté controlada por el
Estado.
DF: Nuestros hijos fueron a una
pequeña escuela privada durante algunos años. Era una escuela basada en los
principios del unschooling, en la misma línea que la Sudbury Valley School de
Massachussets.
LM: ¿Y no les fue bien?
DF: Había dos principios básicos:
uno de ellos es la libertad y el otro es la democracia, y yo estoy a favor de
la libertad, pero la democracia genera algunos problemas. En teoría no había
clases obligatorias, pero si no te convertías en un experto en política a
pequeña escala, tenías una seria desventaja. Hubo algunos problemas y decidimos
sacar a los niños. Pero la parte del unschooling, de la educación en libertad,
sí funcionó para nosotros, así que continuamos con eso, pero en casa.
LM: Cuénteme cómo fue su propia
educación, cómo le criaron y si eso tuvo alguna influencia en su decisión de
hacer unschooling con sus hijos.
DF: Yo fui a una muy buena escuela
privada en Chicago, la misma a la que fueron las hijas de Obama; la mayor parte
del tiempo me aburría. Mi esposa fue a una escuela pública y la mayor parte del
tiempo se aburría. Así que probablemente los dos podríamos haber hecho algo
mejor con nuestro tiempo. Mirando atrás puedo decir que una gran parte de mi
educación sucedió fuera de la escuela, durante los tres meses de vacaciones
estivales que solíamos pasar en nuestra casa de New Hampshire; solía leer uno o
dos libros al día, cosas como las novelas de Agatha Christie, no grandes obras
literarias, pero eso me dio mucha experiencia lingüística, aprendí cómo leer y
cómo escribir, así que fue algo positivo.
Cuando mi hija Rebecca quiso entrar a la
universidad, una de las universidades que la admitió y le ofreció una beca dijo
que una de las cosas que les había impresionado fue la lista de los 400 libros
que había leído y que les entregó, y estoy seguro de que yo también había leído
más de 400 libros cuando llegué a la universidad. Una gran parte de mi
educación consistió en debatir con mi padre; también debatía con un buen amigo
sobre política cuando se suponía que teníamos que estar estudiando teorías. Sé
mucha poesía, me gusta mucho, la leo y la escribo. Mi familia pasó un año en
Inglaterra y la casa que alquilamos tenía las obras completas de Kipling y de
Tennyson, que me encantaron. Di algunos cursos de poesía en la escuela pero no
fue ni mucho menos tan interesante. Mucho de lo que hago y de lo que sé lo
aprendí fuera de la escuela. También doy clases de derecho y economía pero nunca
los estudié formalmente para conseguir un título, sin embargo fui capaz de
aprender ambas disciplinas por otros medios. Así que, en cierto sentido, el
unschooling es la historia de mi vida a pesar de haber atendido escuelas
oficiales.
LM: Usted dice que hay dos teorías acerca de lo que son los niños: una dice que son como animales de compañía que pueden hablar y la otra, que
usted prefiere, es que son personas pequeñas que no saben mucho. Pero una cosa
que sí saben es cómo aprender y, a pesar de ello, los adultos normalmente no
les dejamos.
DF: Sí, voy a contarte una
anécdota. Cuando nuestros hijos eran pequeños les compramos un par de gameboys
con las que solían jugar a un juego de Pokemon. Por esa época escuché un
programa en la radio donde hablaban sobre los padres que compraban juguetes
lujosos a los niños con los que sólo juegan durante media hora y luego los
ignoran. Nuestros hijos jugaban más de 40 horas al mes con sus consolas, tal
vez incluso 40 horas a la semana, no lo sé. En cierto sentido fue una pérdida
de tiempo, porque no se trata de un mundo real, pero lo que estaban aprendiendo
era cómo involucrarse en ese mundo imaginario y desenvolverse en él.
LM: No es un mundo real pero lo
que aprenden sí es real.
DF: Exactamente, desarrollan
habilidades reales, y de ningún modo habrían dedicado esa cantidad de tiempo y
energía a la escuela, aparte de que no habría sido tan divertido. Pienso que en
general a los niños les gusta aprender. Una de las quejas de mi hija sobre la
universidad fue que le hacían escribir ensayos que sólo iba a leer una persona,
el profesor, y sólo para calificarlos no porque tuviera algún interés en lo que
había escrito, y ella quería hacer cosas que fueran reales. Luego hubo un mes
en el que cada uno podía hacer su propio proyecto, con la aprobación de uno de
sus profesores, y ella eligió traducir un libro de cocina del siglo XV, que
puede encontrarse online. Lo hizo porque eso era real. Ella juega mucho al World of Warcraft y escribe mucho sobre
eso; escribe historias a partir de lo que sucede en el juego.
Hace un año y medio más o menos
descubrí que su hermano, mi hijo Bill, había escrito una novela. Yo ni siquiera
sabía que lo estaba haciendo, me la mandó cuando ya estaba terminada y realmente
creo que es publicable, aunque no hemos intentado publicarlo porque quiere
revisarlo para mejorarlo.
LM: Lo mismo le pasó a
Christopher Paolini, que se pasó dos años enteros sin hacer otra cosa que
escribir.
DF: Sí; Bill escribió esta novela
y después empezó la secuela, pero era demasiado corto para ser publicado y
decidió reescribir la primera. Puede que le salga bien o puede que no, lo que
está claro es que cuando trabajan en sus propios proyectos les dedican mucho
tiempo, energía y esfuerzo. El otro gran interés de mi hijo son los juegos de
mesa. Ha inventado unos cuantos, algunos de los cuales sospecho que son lo
suficientemente buenos como para ser comercializados; mi queja es que en vez de
pulirlos y terminarlos empieza a diseñar uno nuevo, aunque no debería quejarme
porque así es como la gente trabaja en el mundo real; así es como yo mismo
trabajo: tengo un cajón lleno de borradores de artículos de economía que nunca
he terminado porque tal vez he perdido el interés y he cambiado de tema.
LM: Algunas personas piensan que
no todo el mundo puede educar en casa, que no todos los motivos son válidos.
Hay, por ejemplo, un debate abierto cada vez que sucede un tiroteo en un
colegio y la gente saca a sus hijos; hay quien considera que ése no es un
motivo válido para tomar la decisión de hacer homeschooling. ¿Cuál es su opinión
al respecto? ¿Son todos los motivos igualmente válidos?
DF: Pienso que ése no es un
motivo muy bueno porque ése es un hecho muy poco habitual, pero hay muchos
motivos excelentes para sacar a los niños de la escuela. Probablemente sea
cierto que no es un método adecuado para todo el mundo, porque cada niño es
diferente. Por ejemplo para los niños a los que les resulta importe
relacionarse habitualmente con otros niños la escuela puede ser buena, aunque
eso igualmente puedes conseguirlo siendo homeschooler. Por otro lado, uno de los
problemas de la escuela es que segrega a los niños por edades, así que
interactúan sólo entre ellos.
LM: Y eso no es socializar.
DF: Y en cierto sentido todos se
convierten en competidores directos porque un niño de catorce años no tiene que
demostrar que es más fuerte que uno de seis, pero sí debe demostrar que es más
fuerte que otro de su misma edad. Cuando yo tenía catorce años probablemente
debería haber ido a clase con chicos de dieciocho o veinte años y haber jugado
con niños de diez o doce, porque era intelectualmente precoz pero mis
habilidades sociales no eran tan avanzadas. Eso lo puedes hacer si no estás
condicionado por el marco escolar, así que la mayoría de la gente no puede
hacerlo. Quiero decir, que hay muchas cosas que están mal en la escuela pero,
aún así, sigue siendo una opción válida para algunos niños. Hay padres cuyos
horarios laborales no les permiten hacerse cargo personalmente de la educación
de sus hijos, hay padres que tienen poca paciencia con los niños, etc. Pienso
que hay muchos motivos por los que unos padres pueden no querer hacer
homeschooling y muchos menos unschooling.
LM: Por supuesto, pero ¿todo el
que quiere, puede?
DF: Sí, claro, cualquiera que
quiera hacerlo debería poder. Además, en general, los padres siempre van a
preocuparse más por sus hijos que cualquier profesor.
LM: Probablemente ése sea el
principal motivo por el que el homeschooling funciona.
DF: Por lo que yo sé, ningún
profesor en los Estados Unidos ha pedido jamás que le rebajen el sueldo para
que sus alumnos puedan tener más recursos, pero los padres lo hacen todo el
tiempo.
LM: En España el homeschooling no
es legal y algunas familias han sido obligadas a escolarizar por orden
judicial. Algunas familias se están yendo del país, incluso. Existe el debate
sobre si deberíamos quedarnos aquí luchando por lo que consideramos es nuestro
derecho o si deberíamos limitarnos a cuidar de nuestros hijos donde sea que nos
permitan hacerlo en libertad. ¿Puede darnos algún consejo?
DF: Pienso que lo principal es
cuidar de los hijos, que es fantástico que algunas personas estén dispuestas a
tratar de cambiar las cosas pero no tenéis ninguna obligación de hacerlo.
Salvar al mundo no es vuestro trabajo. Si os gusta la política y pensáis que
tenéis alguna posibilidad de cambiar la ley está muy bien que os dediquéis a
ello, pero si no pensáis que podáis cambiar la ley, entonces sólo os quedan dos
opciones: vivir debajo del radar o marchar a otro país.
LM: Muchas de las personas que
educan en casa en España han pasado antes por el sistema escolar y han tenido
algún tipo de problema: bullying, fracaso escolar, diagnósticos y medicación
que van en aumento, etc. Estas familias tienen muy claro que no quieren que sus
hijos vuelvan a pasar por esas experiencias, ni siquiera aunque lo ordene un
juez.
DF: ¿Sería fácil para la gente de
aquí mudarse a otro país de habla hispana?
LM: Ciertamente el idioma es una
ventaja, pero esos países están muy lejos así que no es fácil para todos. Hay
gente mudándose a Portugal, por ejemplo.
DF: Bueno, Portugal está muy
cerca; si permite el homeschooling y la inmigración y a vosotros no os resulta
muy complicado aprender portugués, puede ser una buena opción. Es buena idea
votar con los pies.
LM: Sí, aunque tampoco es un
lugar ideal precisamente porque el homeschooling está regulado y hay unos
requisitos, como el cumplimiento del currículum oficial y la evaluación, pero
eso es mejor que tener un juicio y una sentencia condenatoria.
DF: Nosotros tenemos suerte
porque California prácticamente ha desregulado el homeschooling; no sé
exactamente cómo fue el proceso, pero tal como ha quedado ahora puedes registrar
tu casa como escuela privada. Se supone que tienes que llevar un expediente
pero normalmente no lo comprueban. Hace algunos años alguien en la
administración educativa consideró que no debía permitirse, pero ya había
demasiadas familias haciéndolo así que a nivel político no les convenía cambiar
el estado de las cosas. De todos modos, mis hijos ya están en la universidad,
así que no me afecta directamente. Tal vez si Cataluña finalmente se
independiza tendréis una oportunidad allí.
LM: En realidad su ley autonómica ya prevé la escolarización no presencial, pero aún está por desarrollar, así
que no sólo no está vigente sino que no sabemos cuáles serán los requisitos que
van a exigir.
DF: Continúo pensando que
Sudamérica es una buena opción para los españoles, porque excepto Brasil todos
los demás países permiten la educación en casa. Chile es un lugar a considerar,
por ejemplo.
LM: Odio preguntarle esto pero
debo hacerlo: [impostando la voz] ¿están sus hijos adecuadamente socializados?
DF: [sonríe] Ésa es una pregunta
interesante. Están adecuadamente socializados en nuestra sociedad. Diría que
están mejor adaptados a la sociedad adulta que la mayoría de los jóvenes, que
están adaptados a la sociedad adolescente. Cuando mi hija llegó a la
universidad lo pasó mal en parte porque ella era ajena a la cultura adolescente
americana. Tenía amigos adultos pero no tenía muchos amigos de su misma edad.
Ahora tiene una compañera de piso de su edad con la que se lleva muy bien, así
que las cosas han mejorado, pero sí tuvo alguna dificultad para adaptarse. Pero
en cierto modo a mi me pasó lo mismo, a pesar de haber sido escolarizado. La
cultura a la que yo pertenecía, y que me gustaba más, era mi propia familia así
que la gente de la escuela me parecía algo extraña. Creo que sucede lo mismo
con mis hijos. Bill, que también está en la universidad, nos llama
prácticamente a diario. Con los móviles es muy fácil, en cuanto tiene cinco
minutos nos llama para charlar. Me gusta ver que para mis hijos es importante
sentirse parte de la familia, además, a mi me gusta más nuestra cultura
familiar que la cultura americana, así que el hecho de estar socializados a
nuestra familia no es un problema pero sí puede resultar un inconveniente cuando
los hijos marchan a la universidad. Mi hija está terminando el último curso de
especialización de italiano y mi hijo está terminando historia. En parte le
gusta porque su hobby consiste en diseñar juegos de mesa y suele basarlos en hechos históricos reales.
Su nuevo proyecto de juego se llama “La era de los cuatro emperadores” que está
basado en la historia de Roma y en las luchas por la sucesión.
LM: Si pudiera dar un sólo
consejo a los padres que quieren educar en casa pero que tienen dudas, que no
saben si serán capaces o que no saben muy bien cómo empezar, ¿cuál sería?
DF: Que no tienen que saberlo
todo. ¡Hay muchos libros! Mi hijo, por ejemplo, aprendió teoría de la
probabilidad pero no se la enseñé yo, aunque podría haberlo hecho. Lo que pasó
fue que, por su afición a los juegos, sintió curiosidad por las probabilidades
de resultados al tirar los dados, así que buscó libros y aprendió. De pequeño,
además, había aprendido a leer solo y tanto él como su hermana pronto
descubrieron que habiendo aprendido a leer podían aprender casi cualquier cosa
sin ayuda de nadie. Casi todo lo que se enseña en la escuela primaria son cosas
que los adultos ya saben, en niveles superiores hay cosas que no todos los
adultos saben, pero siempre puedes buscar la información por tu cuenta.
Básicamente la tarea de los padres no consiste en enseñar cosas a sus hijos
sino en ayudarles a aprender, indicarles cuáles son las direcciones posibles,
decirles “¿has probado esto?, ¿has buscado en internet?, ¿has ido a la
biblioteca?”. Como el unschooling no exige que el padre asuma el rol de
profesor, uno no tiene que dedicar horas y horas diarias a enseñar. Lo
importante es interactuar mucho con los hijos. Nosotros solíamos dedicar media
hora a cada niño a la hora de acostarles. Les leíamos, les cantábamos, les
recitábamos poemas, hablábamos con ellos sobre lo que quisieran; también las
cenas en familia las pasábamos hablando. En realidad no es muy diferente de lo
que hacemos con otros adultos: hablar, pasarlo bien y conocerte; y terminas por
relacionarte con gente que te cae bien. Ése es parte del beneficio del
unschooling: tener una familia que te gusta y que se ama. Claro que tampoco hay
ninguna garantía; no sé si simplemente he tenido suerte. Todos mis hijos se han
convertido en personas que me gustan; son diferentes entre sí y en algunas
cosas se parecen a mí y en otras a su madre.
LM: No creo que sea simple
suerte, ¡algo habrá hecho bien!
DF: No lo sé, pero tenía un temor. La posibilidad de defectos de
nacimiento da miedo, claro, pero lo que más miedo da es la idea de tener hijos
a los que no les gustas o que no te gustan. Por desgracia, eso a veces pasa,
así que no sé si he tenido suerte, o si es cuestión de genética. Tampoco
tenemos una muestra suficiente para investigarlo. Si tuviera cien hijos tal vez
podríamos comparar. Pero desde luego los que tengo son gente maravillosa.
LM: Le agradezco profundamente
que nos haya atendido, profesor.
DF: Gracias. Os deseo lo mejor con
vuestros hijos y, si queréis cambiar la ley, ¡buena suerte!

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